Un palo levantado sobre un cuadrado de colores, aros de hula suspendidos de cables de aire…
Y he aquí nuestro hombre, con una marcha flexible y elástica que, en el mismo movimiento de energía, vagará por un palo, animando aros al ritmo de su cuerpo tocando alegremente los colores y la música… hasta encontrar, del vértigo a las ondulaciones… ¡a nueve metros de altura!
En la tradición del circo y sus hazañas, entre el cielo y la tierra, Julot nos asusta y nos hace reír.
Nos hace redescubrir el delicioso sabor del vértigo.
«Levanta la cabeza, entre los edificios, por encima de los árboles… Hula hoopla es una forma pequeña que renueva constantemente el entorno que le sirve de marco».