El humano es hermoso cuando es justo, loco, tierno, brutal, pero sobre todo cuando necesita al otro. Un equilibrio entre lo animal y lo humano, una danza entre lo inútil y lo bello. Tres personajes construyen y destruyen el presente sin ningún objetivo más que desafiar el aburrimiento. Se conocen tanto que no necesitan hablar de ello. Habitan un mundo en el que ocurrió algo, pero no sabemos qué. Buscan dentro de latas algo de eso, que al compartirse se multiplica. Una invitación a jugar indiferentes a cualquier pensamiento. Un momento de felicidad compartida, con un pie en este mundo, y otro en una tierra sin tiempo.