Rouge Nord nos sumerge en un fresco cinematográfico entre Quentin Tarantino y Wim Wenders. Las técnicas circenses de alto riesgo se combinan con un encantador universo mecánico.
Una sensación de confusión ofrecida a los transeúntes.
El sonido de un motor aparece y abre la puerta a la acción.
Se produce una escena inesperada.
Un momento de suspensión.
No, esto no es un accidente, sino la apertura de un sueño metálico.
El público es entonces testigo del montaje del cable en directo.